sábado, 9 de mayo de 2009

Punta del Este

Finalmente nos sentamos a escribir la esperada (por lo menos para los ansiosos Invasores) crónica de lo vivido en la Media Maratón de Punta del Este.
No es que queramos ser originales y postearla más tarde que nadie, pero una semana difícil de trabajo lejos de Montevideo y las computadoras tienen estas cosas.
Al grano...

Empezamos a vivir la carrera casi de locatarios, porque estábamos hospedados a pocos metros de la largada (gentileza desde Paraguay; gracias Primas!!!!), con un panorama envidiable. Ya 48 horas antes estábamos controlando desde la ventana de “nuestro” apartamento el punto donde la fiesta empezaría.
El sábado el encuentro fue en el Campus de Maldonado, donde en la zona de la Piscina se entregaban los kits para la carrera. Ahí nos encontramos con Danielo y su gente, a mil con los preparativos y la organización.
Ya el domingo la cosa empezó a tomar color y el panorama de las 7.30 era el que sigue.

Las luces largas de la mañana ya dejaban ver todo el esfuerzo (que como siempre nos gusta resaltar, en estos casos es envidiable lo que la gente se mueve) del madrugador Staff armando el “circo de correr”.
A partir de ahí el show no tenía vuelta atrás. La llegada de los corredores, autos, ómnibus y el ambiente que empieza a tomar el color que tanto nos gusta. El cruce de saludos, la fuerza que se desea y la adrenalina que empieza a subir.

La tímida representación de los Invasores (Rogelio, en busca de la hazaña y Federico B.) que se junta, los saludos y el intercambio de impresiones sobre lo que se viene. A estirar, calentar y esperar...

La tímida luz de la mañana de otoño bañándolo todo y la gente que corre y sigue la propuesta que desde el escenario la organización puso para el calentamiento controlado.


La mesa estaba servida...