El único antecedente Invasor del 2010 fue la marcha solitaria del Curu en la Salomon de Enero y ahora era la oportunidad de volver al ruedo más armados (bueno, no tanto, tampoco es para tirar cohetes). Repitió plato el Curu y se sumaron al calendario la cada vez menos principiante Marita y Federico (que se dio cuenta que en el fondo del pelotón se vive más tranquilo!!!).
Así que una vez más volvimos a competir en la Rambla, esa suerte de necesidad montevideana nacida hace casi 80 años, cuando, ejecutando el proyecto del Ingeniero Juan Pedro Fabini se ganó terreno al mar “desapareciendo” las playas Santa Ana y Patricios. Tiempo pasó entre ese comienzo de la Rambla Sur y los casi 30 km que disfrutamos hoy día.
En pleno 2010, y con la IMM pidiendo su declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco, el Arq. Bonilla, patrocinador de la petición, resume gráficamente la postura oficial al decir que la Rambla “constituye la más destacada pieza urbana testimonial de la ciudad de Montevideo". Coincidimos.
Y con el festejo de las 15 San Felipe es que corrimos la tarde del 13, rodeados de mates y aplausos de una gente que generosa se volcó a dar su apoyo a los competidores una vez más.
Una carrera disfrutable, en una tarde-noche fresca, con un marco de público de los que importan.
Una carrera disfrutable, en una tarde-noche fresca, con un marco de público de los que importan.
Nuestro tiempo?? Y bueno, aprovechemos el blooper de los chips y digamos que estuvimos en los 40 minutos…ja ja ja. Cero stress, muchachos, pasa en las mejores familias.
En fin, bien la carrera, bien dejar la mochila pachorrienta del verano de lado, y más que bien el reencuentro con amigos con los que disfrutamos este sano ritual de correr.
En fin, bien la carrera, bien dejar la mochila pachorrienta del verano de lado, y más que bien el reencuentro con amigos con los que disfrutamos este sano ritual de correr.